Limpieza de heridas: el primer paso para favorecer una cicatrización óptima

Es importante saber cómo limpiar un corte o raspadura si tú o alguien cercano necesita tratamiento. Las heridas deben limpiarse y cubrirse lo antes posible. En el caso de heridas leves, puedes hacerlo tú mismo en casa.

Sigue estos pasos sencillos para limpiar una herida de forma segura y eficaz:

Antes de tratar una herida, lávate las manos con agua y jabón, y sécalas por completo. Si es posible, usa guantes desechables para minimizar el riesgo de infección. Si estás ayudando a otra persona, asegúrate de que esté sentada o recostada cómodamente.

Presiona suavemente la herida con un paño limpio o una gasa estéril. La mayoría de los cortes y raspaduras pequeños dejarán de sangrar por sí solos, pero las heridas más profundas pueden tardar un poco más.

Coloca la herida bajo el chorro de agua fría durante unos minutos para eliminar la suciedad y los residuos. Evita el uso de antisépticos fuertes como el peróxido de hidrógeno, ya que pueden irritar la piel y retrasar la cicatrización.

El agua ayuda a enjuagar parte de la suciedad y los residuos de una herida, pero puede no ser suficiente para eliminar bacterias y prevenir infecciones.

El Spray para Heridas Curitas ofrece una forma eficaz y práctica de realizar la limpieza de heridas, reduciendo el riesgo de infección y favoreciendo una cicatrización óptima. Es ideal para tratar heridas menores como cortes, raspaduras y quemaduras sin causar molestias. Este limpiador de heridas, rápido e indoloro, elimina suavemente la suciedad, las bacterias y las partículas sin necesidad de frotar, lo que puede irritar aún más la herida. El spray también es incoloro e inodoro, y previene infecciones, por lo que es adecuado para niños y piel sensible.

Rocía toda el área de la herida desde una distancia de aproximadamente 10 cm para eliminar la suciedad y las partículas visibles. Luego, seca la zona suavemente con una toalla o paño limpio. Evita usar algodón o hisopos, ya que pueden dejar fibras en la herida.

Cubre la herida con un apósito o vendaje estéril para mantener fuera las bacterias y prevenir lesiones adicionales. Si la herida traspasa el primer vendaje, déjalo en su lugar, aplica presión y coloca otra capa encima.

Curitas ofrece una amplia variedad de apósitos y vendajes para tus necesidades:

Apósitos impermeables resistentes al agua: Los apósitos como Curitas Aqua Protect brindan protección completa contra la humedad y bacterias, ideales para bañarte, nadar o lavar sin preocuparte por la herida. Además son transparentes, discretos y se adaptan a los movimientos del cuerpo.

Apósitos flexibles XL: Opciones como Curitas Flexible XL están diseñadas para heridas grandes. Su tela elástica y resistente te permite moverte con comodidad, incluso en articulaciones, mientras mantienes una cobertura segura.

Opciones para piel sensible: La línea Curitas Sensitive (incluyendo versiones para niños) está formulada para ser hipoalergénica y suave con la piel, proporcionando comodidad, adhesión segura y una cicatrización eficaz 

Si hay algún objeto incrustado en la herida, no intentes extraerlo tú mismo.

Busca atención médica si la herida es profunda, está muy contaminada o muestra signos de infección. Conoce más en la sección “Cuándo acudir al médico por una herida” más abajo.

Al cambiar tu apósito o vendaje, solo debes limpiar el corte nuevamente si hay señales de infección, la herida contiene residuos o está visiblemente contaminada con materia fecal. Si una herida está infectada, debe limpiarse en cada cambio de apósito. Si sospechas que la herida podría estar infectada, aprende cómo tratar un corte infectado.

Cuando la piel se lesiona, la barrera protectora se daña, lo que permite que la suciedad y las bacterias entren al cuerpo. Esto puede causar una infección en la herida, lo que provoca más daño en la piel y retrasa el proceso de cicatrización.

Cómo limpiar una herida de manera adecuada es fundamental para eliminar cualquier partícula contaminante y reducir el riesgo de infección.

Si no se trata, la infección puede propagarse a tejidos más profundos, derivando en una condición de salud más grave. Por eso, el primer paso para un cuidado óptimo de heridas es asegurarse de que esté limpia y desinfectada.

Independientemente de su tamaño, las raspaduras sanan mejor si se limpian primero de suciedad, bacterias y partículas visibles, por lo que no se debe subestimar una herida pequeña. La limpieza adecuada es esencial para muchos tipos de heridas agudas, como cortes, raspaduras, quemaduras y ampollas abiertas.

También se recomienda la limpieza regular para el tratamiento de heridas crónicas y postoperatorias, siguiendo las indicaciones del médico. El Instituto Internacional de Infección de Heridas (International Wound Infection Institute) define una herida crónica como: “una herida que presenta una progresión lenta a través de las fases de cicatrización, o muestra una cicatrización retardada, interrumpida o estancada debido a factores intrínsecos y extrínsecos que afectan al paciente y a su herida.

Aunque los consejos anteriores pueden ayudarte a limpiar la herida como parte de un proceso de curación óptimo, debes consultar a un médico si tu herida:

• No deja de sangrar,
• Tiene un objeto incrustado,
• Es muy profunda o extensa,
• No muestra señales de curación después de un mes,
• Duele demasiado como para poder limpiarla,
• Fue causada por una mordedura (ya sea de animal o de humano),
• Está ubicada cerca de un vaso sanguíneo importante o una articulación,
• Presenta signos de infección (como presencia de pus, enrojecimiento o hinchazón).